Aceptamos con tanta naturalidad en Europa la expresión “mercado laboral” que se nos olvida lo que realmente representa: el hecho de que los brazos y las piernas, el cerebro con todas sus neuronas, el cuerpo en general y, por así decirlo, el tiempo específicamente humano (tan distinto del tiempo geológico o del tiempo de los insectos) es objeto de compra-venta y, por lo tanto, de manipulaciones, desplazamientos, explotación y consumo, como si se tratase de una silla, una máquina o una mula.
No hay comentarios:
Publicar un comentario