El capitalismo del nuevo siglo ha extendido su lógica a casi todas las esferas de la vida social transformando en mercancía todo objeto tangible, intangible o virtual susceptible de vender y comprar; ha extendido por doquier las relaciones sociales capitalistas y ha sometido al imperativo de la acumulación a los más diversos espacios personales y comunitarios. Pero así como el capital se extiende, también más actividades humanas se vuelven trabajo, trabajo para el capital. Este proceso ha implicado la emergencia de nuevos contingentes de trabajadores vinculados a la producción de esas mercancías. Sin embargo, en la medida en que tales contingentes y mercancías, especialmente las intangibles y virtuales, adoptan nuevas estéticas no han sido fácilmente reconocibles por la vieja clase obrera o por el sindicalismo clásico.
Una Revolución es ante todo, un cambio de las relaciones entre los humanos, y de estos con la Naturaleza.
Movilizaciones estudiantiles Anticipando el futuro
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