El sesgo positivo de las elites se basa en lograr un consenso internacional (aunque Bolivia mostró oficialmente su desacuerdo) y en el establecimiento de instrumentos para administrar la crisis climática utilizando técnicas capitalistas. Los defensores de Cancún argumentan que los acuerdos de las últimas horas incluyen el reconocimiento de que los recortes de emisiones deben mantener los aumentos de las temperaturas del mundo por debajo de 2º C, y que se deberá considerar el objetivo de la reducción a menos de 1,5º C.
Una Revolución es ante todo, un cambio de las relaciones entre los humanos, y de estos con la Naturaleza.
El capitalismo climático gana en Cancún
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