Y fue así. El presidente Kirchner nos dio un abrazo a todos los “culpables” de aquel film y nos contó que él siempre había sentido como un deber reivindicar a quienes se habían atrevido a denunciar en la pantalla aquel crimen atroz cometido contra los pobres peones rurales de la Patagonia, que habían pedido sólo un poco más de dignidad y que por eso habían sido muertos por los máuseres del 10 de Caballería.
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