Ya efectuado el paso del 19 de abril no quedaba otra salida a los señores que jugaban a la revolución que seguir el camino trazado por los acontecimientos o retractarse de lo hecho. No había lugar para una tercera posición, intermedia, que hubiese sido, sin lugar a dudas, la escogida por aquel grupo de hombres, ricos terratenientes en su mayor parte y por lo tanto timoratos e indecisos.
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