El resplandor que emiten los hechos que hacen historia, como el acuerdo firmado el lunes 17 entre Brasil, Irán y Turquía para resolver el conflicto en torno al programa nuclear iraní, ilumina las zonas que habitualmente permanecen en la sombra. Las ondas expansivas del acuerdo de Teherán sacudieron las cancillerías de los potencias de Occidente, evidenciando la profunda molestia que provoca la irrupción de países emergentes que trastocan el tablero global.
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