Pese a toda esa riqueza que se mueve dentro de las 240 hectáreas que ocupa la Zona Libre, la ciudad de Colón es, a la vista del peor miope, una urbe paupérrima, en que la población camina en aceras decrépitas por donde corren aguas cloacales, malvive en edificios a medio caerse, cuya juventud padece el desempleo crónico (15%, según Jované) y se refugia en las pandillas; con hospitales decadentes y clínicas mal equipadas; ni hablemos de las escuelas. El desempleo general puede estar cerca del 25%.
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