Detrás de la euforia con que se ha presentado la expropiación del 51 % de las acciones de Repsol YPF, aparecen más dudas que certezas. Algunos festejan la medida, pensando que ahora el petróleo será de todos al quedar YPF en manos del estado, reteniendo la mayoría accionaria, y por lo tanto se habrá recuperado soberanía.
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