como siempre ocurre en estos desastres, el mayor castigo se abatió sobre los sectores más modestos y vulnerables de la población; sea por el material ligero de sus viviendas; por la ubicación de las mismas, en zonas periféricas, mayormente expuestas a las calamidades naturales, o por carencia de recursos para soportarlas una vez que se presentan. Más aún en este caso, cuando la tragedia llegó a fin de mes, con los hogares precariamente abastecidos y sin haber recibido ingresos salariales.
Por: Francisco Herreros
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