Casi siete años después, parecerá sorprendente que las cosas en Iraq acabaran costando un poco más de lo esperado y que no funcionasen exactamente como se había imaginado. Aunque la invasión de marzo de 2003 rápidamente derrocó a Sadam Husein, el resto de la ambiciosa agenda de la Administración Bush sigue estando en gran medida sin cumplirse.
Por: Michael Schwartz
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