Si bien el presidente Barack Obama ha tomado clara distancia del terrorismo de Estado que puso en práctica su antecesor, no ha cejado en el empeño bélico de derrotar a los talibanes afganos y paquistaníes, lo que implica una apuesta más que peligrosa en términos políticos, militares y legales: da la impresión que el nuevo ocupante de la Casa Blanca no ha comprendido la relación causal entre el intervencionismo de su país en Medio Oriente y Asia Central y el fortalecimiento de los sectores, grupos y corrientes más belicosos e irreductibles del integrismo musulmán.
Una Revolución es ante todo, un cambio de las relaciones entre los humanos, y de estos con la Naturaleza.
EU: la escalada bélica
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