Una de las apuestas fuertes es la construcción de un nuevo Estado. Éste se concibe concebido como potencia transformadora del cambio, expresión de un nuevo poder surgido de los sectores indígenas, populares, y de todos aquellos sectores sociales marginados y oprimidos durante siglos. Y para que éste se realice, se hace necesaria la construcción de una estructura de poder, desde abajo, que haga presentes a todos los pueblos y culturas en las decisiones económicas y políticas del Estado.
Por: Isabel Rauber
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